Algo que me enamora de las películas de Pixar, es el hecho de poder compartir con nuestros amigos al verlas, pero al mismo tiempo sacar una conclusión distinta de acuerdo a lo que interpretamos del mensaje.
Hace unos días vi la famosa película de la Rata Cocinera, Ratatouille. Y después de disfrutarla por completo, lo primero que pensé fue en esos mitos y leyendas que cree entender la gente ajena al medio del diseño gráfico.
La gente piensa que una persona que sepa utilizar los programas de nuestra carrera, ya es capaz de generar una identidad increíble, o piezas gráficas apoteósicas. Pero lo cierto es, que al fin de cuentas son ideas que no tienen ninguna base, se derrumba por sí solas, luego te encuentras con piezas que francamente no están a la altura, no son acordes a los estándares de lo que puede ser un diseño, ni en composición, ni en concepto.
Entonces finalmente hay un proceso que nos hace llegar hasta el punto de lo que somos, que en esta carrera desgraciadamente no se respeta, mientras que las habilidades de un médico jamás serán cuestionadas (A menos que haga alguna mala praxis), y nadie querrá ser operado por un barbero, como ocurría hace varios siglos atrás.
Cuando uno inicia los estudios en la facultad del diseño, lo primero que piensas es que se puedes hacer muchas cosas, que con el paso de los años nos damos cuenta que son una atrocidad, por un lado creemos que una identidad o logo puede ser muy cargada, hacemos cosas que se ven poco profesionales como dejar brillos default, utilizar muchos gradientes, sobresaturamos sin ningún patrón lógico, en fin son una serie de pasos que son totalmente equívocos.
El proceso para ser un buen diseñador no es nada simple, es todo un arte de observación, de entendimiento cultural, y prueba y error. También hay una parte social que se adquiere con los años, porque cada trabajo debe ser vendido como un producto, hay muchos diseñadores buenos que no son capaces de vender su producto.
Muchísima gente termina estudiando diseño, evadiendo quizás otras carreras, como la matemática, pero conforme empiezan a llevar los primeros cursos, se dan cuenta que no es tan sencillo, y terminan por abandonar. Todos se mueven por la misma voz de: «Es una carrera fácil, artística».
Alguna gente tiene la percepción del diseño como arte, creen que es fácil hacerlo, que cualquiera puede diseñar, el hijo del vecino que hace muy bonitos dibujos en Paint puede hacer logos, la chica de enfrente estudia diseño y puede hacer piezas gráficas fenomenales, o peor aún aquél médico que en su tiempo libre hace encabezados para su página web es capaz de hacer diseños. También mi perro con sus patas llenas de pintura puede hacer gigantografías.
Un buen consejo para toda la gente que quiere ser diseñador, es que vaya a la universidad, quizás no te explicarán todo, pero al menos pueden empezar a darte algunas bases, para en un futuro y con la práctica ser mejor, y hacer del trabajo un negocio lucrativo. Con esto no quiero decir que el hecho de ir a una institución te hace mejor o peor diseñador, estudiar no quiere decir adquirir un titulo, sino es la constante búsqueda de información para mejorar, cada quien tiene su proceso creativo. No por ir a la Universidad eres mejor diseñador, y no por no ir eres un gran estudioso del diseño.
No pretendo sonar odiosa, y más bien quiero centrarme en la película de Pixar, porque en su mensaje principal, o al menos el que me ha dejado a mi después de mirarla, puedo asegurar que enseña una de las lecciones más difíciles de aprender en la vida.
Para aquél que no haya visto la película, y no quiere que yo arruine la sorpresa, advierto que el contenido a continuación, tiene muchos Spoilers, tanto para la vida, como de la película de Ratatouille:
No todo el mundo puede Diseñar.
El famoso Chef Auguste Gusteau. El chef más joven en recibir una calificación de 5 estrellas. Un 10 indiscutible en la cocina. Auguste, con su increíble talento y estilo carismático insiste en que:
«Cualquiera puede cocinar».
Hermosas, palabras inspiradoras. Pero en realidad deberían ser: Es fácil cuando se sabe lo que se está haciendo. Si miras durante toda la película el protagonista Remy, siempre trata de conocer más, sobre sabores, libros, ingredientes, busca fuentes de conocimiento para mejorar en el arte culinario.
Cuando aparece Anton Ego. El, crítico gastronómico más vociferante, con voz más aguda en la industria. Mira con disgusto la filosofía de Gusteau, sin rodeos afirma que:
Yo, por el contrario tomo la cocina en serio, y – no, yo no creo que todo el mundo puede hacerlo.
Remy el personaje principal de la historia, la rata con habilidades culinarias.
Nuestro héroe, Remy. Una criatura dotada de un intelecto culinario superior. Es una rata pero merece el mayor de los respetos, no debería haber prejuicios contra él – él es un genio gastronómico. Con un sentido más desarrollado del olfato, el gusto y el amor por la comida, él tiene las herramientas adecuadas para realizar platos exquisitos, que destacan con toda la grandeza culinaria.
Las Herramientas no son buenas, sin una caja para organizarlas, y por suerte Remy es apasionado, encaminado, y valiente. Todos los adjetivos correctos para el éxito en la cocina.
Linguini es el personaje torpe de la historia.
A diferencia de Remy, el antihéroe Linguini. Juvenil, desgarbado, sin coordinación, un poco aburrido, sin aptitud natural para cocinar… Pero aún y con todos esos defectos, Remy al sujetar el cabello de Linguini, logra tomar control sobre su cuerpo, y es ahí donde se genera una relación entre ambos.
Los dos personajes principales uniendo esfuerzos para lograr cocinar.
Los dos inventan un plan, al darse cuenta de que con el talento de Remy y la apariencia humana de Linguini, podrían formar un dúo brillante…
Con algunos errores de por medio.
Y así se entrenan. Con Remy moviendo los hilos, Linguini es capaz de dominar los conceptos básicos de cortar, mover de un tirón la cacerola, manipular los alimentos, verter el vino, todas las habilidades que uno necesita en una cocina.
Con Remy y su brillantez conduciendo su vehículo humano Linguini, rescatan el restaurante de Gusteau, que estaba al borde de venderse al vergonzoso mundo de alimentos congelados, comidas para microondas.
Este dúo logra que el restaurante vuelva a ser popular en el circuito de la alta cocina de París – no es poca cosa.
En Pixar por lo general son unos genios a la hora de elaborar historias, porque logran que un mensaje sea importante tanto para los niños como para los padres, el resultado es una película que no da sueño, por el contrario quieres conocer más y más sobre sus personajes.
Está claro que el inofensivo y alegre Linguini, carece del talento, confianza y habilidad en la vida, elementos que en general se requieren para tener éxito en un sector tan exigente y mesocrático como lo es el de la alta cocina.
Remy, la rata de la alcantarilla, es el diamante en bruto.
El crítico culinario escribiendo positivamente, después de probar un plato del cocinero Linguini (con ayuda de la rata).
El crítico culinario, después de recibir un plato del Chef rata, es tan delicioso que su percepción se rompe en mil pedazos, al punto que el antagonista de la película, se desborda en palabras sobre la delicadeza del plato:
En el pasado, no he ocultado mi desprecio por el lema famoso del Chef Gusteau cualquiera puede cocinar, pero hasta ahora me doy cuenta lo que trataba de decir… no todo el mundo puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede venir de cualquier Lado.
Al igual que la cocina no es un lugar para Linguini, el mundo del diseño no es un lugar para el ciudadano medio.
Mientras él intenta ser más duro y capaz de dominar los pasos simples, a través de rutinas de cocina comunes, carece de la amplia visión creativa y la espontaneidad intuitiva que Remy tiene en cada sabroso plato que prepara.
Mientras el fuego en la cocina del diseño podría no ser para todos, recuerda:
No importa donde te encuentres o quien eres en realidad, si tienes una conexión a Internet, con los programas necesarios para elaborar composiciones, paciencia, unidad, y los ingredientes mentales adecuados, también puedes inventar las deliciosas recetas que se ven en los diseñadores más diestros y más populares de la actualidad.
Análisis de la historia de Ratatouille aplicada al diseño gráfico.
Excelente Articulo Lyn, me gusta como sacaste una moraleja para el mundo del diseño, de una pelicula de Pixar
Concuerdo en algunas cosas contigo. Soy diseñadora de profesión y me encanta mi pega. No todos son diseñadores, no todos pueden diseñar. Siento que una buena base de diseño te hace profesional.. estudié en una universidad donde el diseño era la respuesta creativa a problemáticas que desencadenaban una necesidad en las personas, por lo tanto generaban un problema. Si partimos por esa base, el diseño ademas de estar justificado está bien desarrollado. Actualmente siento que existen universidades que el planteamiento de diseño que tienen es «hacer cosas bonitas y saber ocupar muchos programas y ni hablar del concepto», el programa es una herramienta que te permite llegar a resultados, pero manejarlo no te asegura un diseño increíble. El diseño necesita, antecedentes, análisis, prueba y error, justificación, toma de decisiones, bosquejos, prototipos, más prueba y error y así hasta llegar a un buen resultado que solucione la problemática de forma creativa. Muy pocas universidades tienen esa visión y creo que se comete un error, porque se generaliza al diseñador como un personaje que «hace monitos». Buen articulo, saludos!
Citando películas de Pixar, un mensaje parecido, pero más duro, lo tienen en Monster University. A parte de ser la típica película de universidad y fraternidades enfrentadas, el sub-mensaje que se va hilando a lo largo de la trama es: «la formación no sirve de nada sin el talento, pero el talento no sirve de nada sin formación»
Reconozco que es desolador cuando una película, infantil o no, te dice a la cara «a veces da igual cuánto te esfuerces o quieras una cosa, si careces de talento, no sirve de nada». Es totalmente lo opuesto del típico mensaje de «si quieres mucho una cosa, con esfuerzo, puedes conseguirla», es duro pero es real, no siempre con esfuerzo y dedicación puedes ser algo, o al menos no llegar todo lo lejos que imaginabas. En la película, el personaje que se ve afectado por ese descubrimiento acaba aceptando su situación y empleando todo lo que ha aprendido de otra forma que acaba por llenarle igualmente y que me recuerda a la frase de Jack Black en School of Rock «aquellos que no saben hacer, enseñan….. y aquellos que no saben enseñar se convierten en profesores de deporte».
Por otro lado, la parte que corresponde a «el talento no es nada sin formación» es perfecta para evitar la comodidad del que se le da bien una cosa pero se queda en lo que le sale de forma natural, sin preocuparse en darle fondo o forma. Es irresponsable no dar formación al talento y considerar que es suficiente porque se te da bien y punto.
Ratatouille es una de mis películas preferidas, precisamente porque lo relaciono mucho con el mundo del arte y el diseño. Ya en la facultad la usaron de ejemplo cuando quisieron explicarnos lo que es la «perspectiva», el conectar con las emociones de la gente a través de elementos que hayan vivido, experimentado, sentido… Un buen libro, un buen anuncio, una buena ilustración, película o una buena imagen es la que conecta contigo directamente y te habla de algo que ya conoces, que has vivido y que te emociona de forma positiva, que te ayude a sentirte identificado por lo que sí has experimentado y no por la imagen irreal de cómo te gustaría ser.